Las joyas de Visnú

Las joyas de Visnú en Budanilkantha

A pie, con luz amanecida entraba por Budanilkantha, y ni el estanque rebosaba ni el agua era tan clara como yo supuse la víspera que ocurriría.

Dos jóvenes novicios hinduistas, ahora de rojo, subidos encima de la gran estatua de Visnú, como hacen habitualmente, disponían el ajuar y afeites de forma tan precisa y cuidadosa como automática, sin pensar, mientras un repique de campanas de diferente frecuencia no dejaba de sonar en toda la plaza contribuyendo curiosamente a la concentración.

En todo ese inmenso instante, el templo estuvo cerrado. Todos permanecimos en el exterior acodados sobre las barandillas que cercan el recinto observando o rezando mientras transcurría la ceremonia.

Luego una gran cola comenzó a entrar a adorar y hacer ofrendas, tan grande que desistí de acercarme. Entretanto, a un palmo, el resto de los novicios recitaba de memoria en sánscrito algunos mantras en un templetillo anexo

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